Medea Despojada alude a las tragedias que el ser humano ha ido arrastrando durante toda su existencia. La Medea de Eurípides llega hasta nuestros días actualizada.
Luci, como la llaman sus amigos, se aparta esta vez de las tablas para dirigir un texto harto difícil. Antes de esta obra ya había dirigido dos microteatros, el primero con poemas de Patty de Frutos y el último con la obra de Heiner Muller, un acercamiento que daría lugar a este montaje de Medea. Según Muller se trata de un guión sin fábulas, un escrito que está hecho para no representarse. Por eso el trabajo de mesa fue muy intenso, dice Luci. Una dramaturgia atrevida que Patricia Peñalver, Paola Pozzo y Esther Fernandez Olalla (actriz, bailarina y músico respectivamente) defienden durante cuarenta y cinco minutos que dura la función.
La Compañía Díaz-Tejeiro da vida a este clásico de los clásicos con una puesta en escena atrevida y descarada. Un juego constante de la palabra con el cuerpo que Patricia y Paola dibujan sin pretensiones en un escenario rojizo teñido por el drama y por una combinación de luces muy acertada.
Y sobre todo la música, esa viola manejada por Esther, que abre y cierra la obra, acompaña a Medea y te eriza los pelos durante todo el montaje.
Hay que decir que esta producción se montó con vistas al Frinje, Festival de artes escénicas de Madrid, pero a la cual no cogieron. "A lo mejor porque no tengo bagaje suficiente" opina Lu. Una pena. Pero no vamos a llorar. A Luci y su compañía les quedan muchos escenarios por pisar y muchas obras que disfrutar.
Y yo te sigo Lu y, como decimos en nuestro mundillo: ¡Mucha mierda!